En diálogo con Radio UNTDF, la nutricionista y co-coordinadora de la Caliza UNTDF advirtió sobre los impactos sociales, ambientales y alimentarios de la salmonicultura, y destacó el rol de la universidad pública como espacio de formación crítica y participación ciudadana.
La discusión legislativa sobre la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego volvió a poner en el centro de la agenda pública el rol de las Cátedras Libres como espacios de diálogo y construcción colectiva. En entrevista con Florencia Basso en Radio UNTDF, Sabrina Salazar, nutricionista y co-coordinadora de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria (Caliza UNTDF), recordó que estos dispositivos permiten articular el conocimiento académico con los saberes del territorio y aportar al debate con miradas críticas sobre el modelo de desarrollo.
Salazar señaló que la salmonicultura no garantiza acceso a proteínas de calidad para la población local, ya que su lógica responde principalmente a la exportación como commodity. Tomando el ejemplo de Chile, remarcó que tras más de tres décadas de producción intensiva, el consumo interno de pescado no se modificó. “La historia de esta industria muestra que no genera acceso alimentario, sino impactos negativos en salud y en el ambiente”, afirmó.
Frente a esa realidad, la Caliza UNTDF plantea la necesidad de revalorizar la pesca artesanal y los saberes ancestrales que persisten en la provincia. Según la especialista, estos conocimientos ofrecen alternativas más sostenibles y accesibles, como el consumo de mejillones, ricos en omega 3 y disponibles a precios muy inferiores a los del salmón. “Tenemos los saberes y las prácticas para producir alimentos sin depender de modelos extractivos impuestos por empresas transnacionales”, subrayó.
Finalmente, Salazar celebró la apertura de la Legislatura y de los municipios para incluir a la universidad en estas discusiones, aunque advirtió sobre la necesidad de mayor previsibilidad para garantizar una participación comunitaria más amplia. “La universidad pública nos forma para poder dialogar críticamente con la industria y con los decisores políticos. Tierra del Fuego tiene todo para producir y alimentarse de manera soberana, sin hipotecar el futuro del territorio”, concluyó.