Investigadores de CONICET lograron incorporar el orujo de manzana al Código Alimentario Argentino

La ciencia vuelve a mostrar su fuerza en la Patagonia. Un equipo del Cetro de investigaciones y transferencia CIT Río Negro, liderado por el Dr. Andrés Felipe Rocha Parra, logró que el orujo de manzana (residuo generado en la producción de jugos) sea reconocido como ingrediente en el Código Alimentario Argentino.

Este avance no solo significa un nuevo paso en materia de seguridad alimentaria, sino también una oportunidad concreta para los productores de la región patagónica.

“Durante años, toneladas de orujo eran descartadas, con el consiguiente impacto ambiental” afirmó Rocha Parra. Sin embargo, el equipo rionegrino demostró que este subproducto contiene fibra y antioxidantes valiosos para la alimentación humana. Gracias a la investigación, se abre la posibilidad de reutilizar un residuo como insumo, enmarcando a los productores en un modelo de economía circular y reduciendo la contaminación en los valles frutícolas de la Patagonia, ampliaron desde el CIT Río Negro.

El trabajo no se quedó en el laboratorio. Fue posible gracias a una vinculación directa con jugueras y sidreras del Alto Valle de Río Negro, que encontraron en la ciencia una aliada para resolver problemas concretos. “Empezamos a escucharnos mutuamente, a traducir el lenguaje académico al productivo, y así surgió este proyecto”, contó Rocha Parra en diálogo con Florencia Basso. La iniciativa demuestra que cuando ciencia y sector productivo se encuentran, el territorio se fortalece.

El equipo ya investiga cómo optimizar el secado del orujo y estudia incorporar el orujo de pera como nuevo ingrediente aprobado. “Este resultado es un golpe anímico muy fuerte en tiempos duros para la ciencia. Es la demostración de que la investigación pública resuelve problemas reales en el territorio”, sostuvo Rocha Parra.